Te escribo ausente
Adoro el dulce caramelo
que calienta tu vientre.
La flor sosegada que florece
en cualquiera de las primaveras
que rodean tu muerte.
Resurrección encontrada
en cada paso inerte.
La fe agotada del hombre
que bajo su manto duerme.
El deseo inequívoco
de una espalda que se yergue.
Doblegada la esperanza
sin saberse indemne.
Suficiente daño
nunca es suficiente.
Me ahogo al beber
de tus labios, a sorbos,
...agua a contracorriente.
La luz se consume
y lo hace demasiado rápido.
Tal vez, cuando amanezca
haga menos frío.
Son tantos los motivos
y tantas las promesas
que ya es hora que entiendas
que todo nos lleva allí
dónde una vez fuimos.
Estaré pendiente por si vuelves
o por si encuentro el camino.
Mientras tanto,
escribo para no olvidarte,
escribo para que no olvides.
Te escribo ausente, ausencia.
Te escribo.
Naxo García