Un manto negro
cubre el firmamento.
Arropado
entre densas sombras
el tiempo se detiene
La luna,
pálida como un fantasma,
huye cobijada tras el viento
que susurra
un lamento eterno.
Las estrellas,
con su fría indiferencia,
miran de reojo
al mortal que vaga
en la noche oscura.
Un cuervo grazna
ante el vacío inmenso
que se precipita en sus ojos
anunciando
el fin de la aventura
en esta eterna noche
de infinita pasión.
Un último suspiro
tan tenue
como un susurro.
Rumor
de voz quebrada,
mi destino,
mi descanso;
la muerte
a un mundo desconocido.